jueves, 29 de diciembre de 2016

La Ciguapa por Juan Báez


Cuando terminó de hacer el mundo, Dios quedó muy agotado y decidió tomar el séptimo día para descansar. En los momentos de ocio, que para los humanos representan una cantidad impensable de años, optó por crear seres que le ayudaran a manejar los asuntos secundarios, que le sirvieran de asistentes y fue así que nacieron los arcángeles, ángeles, serafines y querubes.


Estos seres, en su organigrama burocrático, debían responder a un arcángel, Lucifer, también llamado Luzbel, cuyo asistente principal era Ariel. Permitió el Creador que los arcángeles aprendieran tanto que llegó el momento en que algunos se hicieron de la idea de que no necesitaban a nadie y pensaron en independizarse.

Así, cierto día, cuando estaba Lucifer fomentando ese pensamiento de independencia, se presentó ante él un serafín que se desempeñaba como mensajero interno, llevaba una nota con la orden de que debía presentarse al despacho del Señor de los Cielos.

Acudió al llamado con porte gallardo y seguro del poder con que soñaba. Su presencia provocó un inusitado movimiento entre los ángeles de la oficina, ya que no pocos lo veían como futuro amo. Con gestos de mando y sin anunciarse entró directamente al despacho celestial,  donde se le informó de la última acción divina: La creación del ser humano.

-He dejado para último la creación de un ser que se acerca bastante a la perfección, pues tiene el don de la palabra y del pensamiento. De toda mi obra es la más apreciada, la que representa mi forma de pensar. En la actualidad reside en un lugar llamado Edén o Paraíso  y todo le es facilitado para que no tenga problemas a la hora de procurarse su manutención, en ese lugar se multiplicarán. Espero ordenes a todos que le obedezcan y ayuden, no lo desamparen –Dijo Dios.

-No te obedeceré –contestó Luzbel -¿Quiere decir que después que hemos trabajado tanto para hacerte más liviana la vida, cuando ya no tienes que moverte para algunos asuntos, tenemos que obedecer a unos advenedizos? Porque según tú se multiplicarán y, de acuerdo a tu informe, en ese lugar lo tienen todo, por lo que no necesitarán realizar ningún esfuerzo para subsistir.
Después de estas palabras pensó él que la ocasión era favorable para tratar el tema de la separación, de sus deseos de actuar independientemente, gobernando su propio mundo y así lo hizo.

Tratando de ser tolerante y democrático llamó Dios a Consejo y advirtió que se había realizado una tenaz labor de zapa, que por estar de confiado le estaban minando su proyecto de vida y se sorprendió al notar que los rebeldes no eran pocos.

Debido a que el Señor del Universo les había tomado confianza y otorgado poderes para resolver asuntos secundarios, creían ellos podían dar vida y en la sesión dijeron que estaban dispuestos a demostrar de lo que eran capaces, que podían crear un muñeco de tierra y darle las mismas funciones y atributos que las del ser humano. Inmediatamente solicitaron se les permitiera hacer una pequeña demostración.

-Bien, si ustedes piensan que debo darles la oportunidad de regir el universo traten de crear algo –les dijo el Señor. Claro, Dios sabía de qué adolecían los insurrectos, porque no les había enseñado el último secreto y por tanto les permitió su demostración.

-Crearemos un ser humano y lo pondremos a trabajar. No será como esos haraganes que viven en el Paraíso Terrenal, esos que ahora quieres les sirvamos como si estuviéramos para convertirnos  en sirvientes de seres inferiores –alegó Ariel, un ángel, que además de ser asistente de Luzbel, se distinguía por su belleza.

Luego de pronunciar estas  palabras se dispusieron a realizar lo propuesto e inmediatamente tomaron un poco de tierra y…
-¡Un momento –tronó el Creador!- ¡Con mi tierra no, búsquense su propia materia prima! Les conmino, óiganlo bien, a que empiecen creando su propia tierra. ¿Así quieren demostrar que están listos para regir el universo? ¿Pretenden ser creadores usando el trabajo ajeno?

-Bueno, si quieres juzgar nuestro talento no está de más que nos prestes un poco de barro –dijo irónicamente Luzbel, quien además de ser cabecilla de los desafectos, era comandante en jefe del ejército rebelde en formación.

Sabía Dios que los seres que están fuera del contexto general, los oportunistas y depredadores, siempre tratan de escalar usando peldaños ajenos para, una vez que estén arriba, destronar a los propietarios de los mismos, que los oportunistas no se molestan en construir su propia escalera.

Finalmente y luego de una pequeña discusión de varios minutos celestiales, que, tal como hemos expresado, medidos en tiempo terrestre serán algo así como varios cientos de años, porque las cosas celestiales suelen tener unas medidas  que el razonamiento humano no puede comprender, Dios les permitió, bajo ciertas condiciones, usar su tierra.

-Sí, está bien, usen mi tierra, pero no ésta del barranco, que ya la tengo reservada para otras cuestiones, tomen aquella que está al lado del arroyo –les dijo.

Entonces usaron de la tierra del arroyo y crearon un ser viviente. En las filas de los desafectos hubo un gran murmullo de aprobación, pero, al no ser de la del barranco, que era la empleada por el Señor, sino la que contenía gran cantidad de arena, caliche y a veces barro, el ser creado salió chueco.


Fue así como nació algo que en vez de palabras emitía chillidos, que en lugar de vellos tenía el cuerpo cubierto de cabellos, de baja estatura, con los ojos rasgados y con los pies volteados, con los dedos hacia atrás y el talón para adelante. Este ser, al caminar, deja huellas que indican un rumbo contrario al que realmente lleva, ya que en lugar de ir hacia adelante, parece que va hacia atrás.

La obnubilación de los rebeldes era tal que no percibieron el fallo, se ensoberbecieron y fue necesario recurrir a la fuerza para apaciguarlos. De esto se encargó Miguel, el arcángel bueno, el que nadie notaba, que todo lo observaba, el militar silencioso y en el que verdaderamente había puesto Dios toda su confianza, para lograr el control necesitó la ayuda de Rafael. Debieron aplicar toda su argucia, poniendo a funcionar las más avanzadas estrategias militares que el Señor les había enseñado.

Finalmente, después de una lucha tenaz, los rebeldes resultaron vencidos y, cumpliendo sus deseos, los alzados fueron enviados a un lugar desde donde gobiernan su propio mundo. Allí el calor es insoportable, pues es donde se encuentra el fuego eterno.

Santo Domingo, octubre de 2009.
JUAN BÁEZ

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