Pintor dominicano, expuso en Museo de las Casas Reales. |
Había una vez, una ciguapa muy bella. Era un animal
hermoso. Tenía el pelo negro como la noche. Se paseaba por el bosque entre ramas
y ramas. Recogía flores en una canasta hecha de guano.
La ciguapa, llevando en sus manos una canasta
grande, le pidió a una mata de jagua que le dejara caer varias frutas, y la
mata se la negó.
—¡Voy a cortar una rama! —Se dijo la ciguapa muy
enojada.
—¿Tun tún! ¡Tuntún! ¡Jau! ¡Jau!
—¡Oh! ¡Se volvió un perro! ¡Me ladra! ¡Te dejaré!
¡Te dejaré! —Le contestó la ciguapa. Salió corriendo. Y al llegar al manantial,
al lado de una piedra, alimó su machete.
—¡Miao! ¡Miao! —Gritaba la piedra.
—¡Oh! ¡Se volvió un gato! —Decía la ciguapa de
forma muy sorprendida.
—¡Cua! ¡Cua!
—¡Cua! ¡Cua! —Cantaban las ranas frente a la
ciguapa.
—¿Qué hacen ustedes aquí? —Preguntó la ciguapa.
—¡Nosotras somos las hijas de la naturaleza!
—¿Por qué ustedes me siguen?
—¡No te contestaremos esa pregunta!
—¿Por qué? —Preguntó en tono alto la ciguapa.
—¿Entonces, quién me contestará?
—¡La naturaleza! —contestaron las ranas.
La ciguapa le siguió los pasos a las ranas que
saltaban de piedras en piedras, hasta que llegaron a la montaña. La ciguapa se
sentó sobre una lama verde que cubrían las piedras:
—¿Quién es la naturaleza? —Preguntó la ciguapa.
—¡Todo! ¡Todos! —Contestaron las ranas en un coro
de fino tono.
—¡Cómo que todo! —Dijo la ciguapa en alto tonar.
—La naturaleza es vida. —Contestaba una rana.
—La naturaleza es salud. —Contestaba la otra rana
desde lo alto de una piedra.
—¡La naturaleza es: los árboles, las yerbas, las
flores, las lluvias, y las piedras donde dormimos! —Contestaba una rana.
—¡El viento! —Dijo otra rana.
—¡Uuu! ¡Uuu! —Cantaba y bailaba el viento tumbando
los nidos de las ciguas palmeras.
—¡Chuichui! ¡Chuichui! —Cantaban las garzas.
—¡Maaa! ¡Maaa! —Gemía la vaca.
—¡Cococoleco! ¡Cococoleco! —Cantaba la gallina.
—¡Kikirikí! ¡Kikirikí! —Cantaba el gallo.
—¿Ciguapa? —Le llamaba una rana.
—Esa es la naturaleza: es amor, alimentos y salud.
¡Cuidémosla! —Dijo la otra rana.
Tanto las ranas, las ciguas de diferentes especies;
las gallinas, los gallos, garzas y las vacas estaban todas reunidas. La ciguapa
observaba muy sonriente, a todos los animales. Y al mirar hacia la entrada
principal, oyó una voz:
—¡Ciguapa! ¡Ciguapa! —Le llamaba una persona con
una voz pausada.
—¡Ciguapa! ¡Soy el presidente! ¡Te voy a nombrar la
reyna del bosque para que multipliques a cien millones, cada animal, según su
especie!
—¡Está bien! ¡Acepto el reto!
La ciguapa se montó en un burro o asno; miró hacia
las entradas de los ríos; a localizar las tierras fértiles, para las semillas y
a reunir yaguas para construir bohíos; reía de alegría y la naturaleza florecía
en belleza.
—¡Ciguapa! ¡Ciguapa! —Le llamaba la Cotorra
Bandera.
—¡Ciguapa! ¡Ciguapa! —Soy el ave de los colores
patrios!
—¡Ciguapa! ¡Ciguapa! —¡Reyna! ¡Reyna de nuestra
naturaleza! —Le llamaron todos los animales…
FIN
Santiago A. Bonilla Meléndez (Santiago Bonilla),
nació el 17 de julio del año 1961, en el Paraje Arroyo Bellaco de la Sección
Bocas de Licey del Municipio de Tamboril de la Provincia de Santiago, República
Dominicana; hijo mayor de Herminio de Jesús Bonilla Santos y de Cecilia de
Jesús Meléndez Sánchez.
Es Lic. En Letras y Abogado.
El cuento aparece en su libro CUENTOS PARA NIÑOS(AS), 1999.
Leibi NG
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