martes, 30 de junio de 2009

La fuerza del mito, por OFELIA BERRIDO


La fuerza del mito aún existe

Por Ofelia Berrido

El Mito manifiesta una verdad que se desliza a través del tiempo con su esencia inalterada y aunque el relato varíe de forma las palabras claves, las que cargan en su seno el mensaje vital, jamás se pierden. Fruto de la imaginación está compuesto de ideas que representan los más íntimos anhelos y las más firmes creencias arraigadas en una colectividad, destinadas a pasar el conocimiento de una generación a otra. Este tipo de sabiduría permite a los pueblos expresar todo aquello que da sentido y validez a su existencia y lo hace de una forma soterrada con un lenguaje no directo y a través de la ficción. En ocasiones sirve para que el ser humano se centre, se vea y se entienda mejor a sí mismo y al mundo que le ha tocado vivir. Claude Lévi-Strauss aclara que no es posible el dominio de la naturaleza por el mito, ya que éste será impotente cuando trate de dar cuenta de las contradicciones de lo real y añade que es por ello por lo que deberán elaborarse tantos mitos como problemas imponga lo real en su devenir.

Los dominicanos tenemos un mito muy conocido, el de la Ciguapa, y en torno a el realizaré algunas disquisiciones. Les advierto que no es nada parecido ni comparable a los admirables y edificantes trabajos de Juan Bosch, Veloz Maggiolo, Mora Serrano o Guaroa Ubiñas sobre el fascinante tema.

La Ciguapa, primero es mujer lo que significa que como imagen arquetípica simboliza en sus aspectos superiores a la suprema virtud, la sabiduría y en sus aspectos inferiores la tentación, la pasión y la inconsistencia. A esta figura del mito nadie le puede seguir el rastro pues los pies los tiene al revés como si quisiera desandar los caminos que fueron recorridos, conocidos y sufridos por ella. Y así deja su huella como lo deja el pasado: confusa, pero superable. Su rostro de frente a lo nuevo, al cambio, al porvenir enfrenta el futuro y lo sigue en una sola dirección: la de la triple realidad que es el tiempo.

Se dice que sólo baja al río en época de luna llena. Es bien sabido que durante esta lunación una corriente de energía espiritual fluye sobre la tierra y que sus radiaciones contienen principios cósmicos relacionados con la vida. Este círculo, reflejo pleno de la luz solar, afecta las mareas y la siembra realizada bajo su influjo permite que la tierra produzca sus mayores y mejores frutos. ¡Ah, nuestra Ciguapa es atraída por lo espiritual,la tierra, lo fértil!

Habita en las montañas. Casi todas las tradiciones poseen su montaña sagrada: el Sinaí en Palestina, el Olimpo en Grecia, el Albordi en Persia y el Meru en la India. Las mismas se asocian con la meditación y la elevación espiritual, la forma piramidal de las montañas simboliza la divinidad y lo eterno y su pico el lugar de la tierra más cercano al cielo, lugar de comunión de lo terrestre con lo sagrado, lugar de fuerzas físicas y espirituales adonde se unen las energías terrestres con las cósmicas. ¡Ahí mora nuestra Ciguapa!

Cuentan que al contacto con la Ciguapa el hombre desaparece. Considerando esta desaparición como parte del mundo imaginario del mito veamos sus aspectos a nivel simbólico: la muerte representa la transformación de todas las cosas, la marcha de la evolución, el término o cese de un estado para dar inicio a otro nuevo y renovado, para pasar de una naturaleza inferior a una superior.

Como mueren los árboles en el invierno para luego dar cabida a su florecimiento en primavera así el ser humano muere al ego que lo asfixia para permitir el renacer de un ser humano puro, lleno de sabiduría y virtud. Un ser humano convertido en un ser mejor, capaz de brindar a su comunidad un futuro esperanzador, más equitativo, menos contradictorio, un ser que deja la barbarie y el exterminio atrás porque supera su parte primitiva para convertirse en un ser de un alma superior: ¡son aquellos transformados por la historia de la Ciguapa!

Amante de los mitos, pero siendo hija de una época donde prima la razón no pude más que hacer lo indebido y proceder a buscarle explicaciones lógicas. El intelecto que en todo se inmiscuye con su raciocino absurdo no me permitió otra cosa. Con todo, no les quepa la menor duda de que creo que su fuerza aún existe y que no se trata de una exposición de palabras para provocar el pensamiento sino que está dado a tocar y penetrar estrados del ser no relacionados con la mente discursiva: está destinado en fin… a provocar la acción en el ser humano. En esta visión del relato sobre la Ciguapa comparto con ustedes, mis queridos lectores, el vuelo de una imaginación viciada por el raciocinio y deleitada con El Mito que siendo siempre flexible nos permite múltiples interpretaciones.

Copyright © Oelia Berrido

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